Retrato de estudio para particulares y profesionales

La identidad en una fracción de segundo

El retrato de estudio es una disciplina clave en la fotografía profesional. Llevo décadas realizando retratos en diferentes contextos, pero sin duda el retrato de estudio es un registro al que tengo mucho cariño. Me encanta crear distintos ambientes haciendo incidir la luz en las personas que fotografío, para luego dedicarme a captar su esencia. Es decir, fijar una visión que percibo de la persona retratada y que construyo mientras hablamos, sobre todo antes, pero también durante la sesión.

Una mirada traducida en un retrato que habla de ti

En Sierra Studio, mi estudio ubicado en la sierra de Madrid, a apenas algunos cientos de metros de la Pedriza, realizo retratos para perfiles muy variados. Tanto a particulares como a profesionales. Mi objetivo siempre es captar la personalidad y/o profesionalidad de las personas que quieren ser retratadas a través de mi mirada. Desde profesionales de ámbitos distintos que necesitan fotografías para su perfil laboral, hasta particulares que quieren un retrato con personalidad, estaré encantado de captar su esencia. Es decir, abrazo cada encargo con entusiasmo y con el desafío de traducir mi mirada en un retrato que habla de ti.

Los bastidores de la fotografía de retrato: el procesamiento digital

Para concluir, decir que el trabajo de retrato en estudio fotográfico no termina al final del shooting con el retratado. Después de todos los cuidados de iluminación, composición y dirección durante la sesión, toca finalizar esas imágenes. Esta parte del trabajo se realiza delante del ordenador, en ausencia de la persona retratada. Lo que antes se hacía en un laboratorio fotográfico, en una penumbra de luces anaranjadas, hoy tiene lugar delante de una pantalla de tono azulado. Si, aunque el fotógrafo está muy presente en el momento de la captación de imágenes, sigue siendo un lobo solitario a la hora de terminar su trabajo. Esta etapa sigue siendo esencial, la de seleccionar las imágenes con atención, diferenciando cada detalle, para lograr un conjunto de retratos coherente. El último paso, después de elegir las mejores imágenes, el aplicar un tratamiento de color, contraste, saturación y realce de determinadas zonas del retrato.

Aunque el aparecimiento de las cámaras digitales, y de los teléfonos móviles, repercutió en una banalización de la fotografía, esta sigue siendo una disciplina que requiere múltiples conocimientos para obtener resultados óptimos. Cualquier persona puede hacer una fotografía. ¡Es cierto! Pero también que cualquier persona puede hacer una tortilla… y eso no es garantía de que salga bien 😉.